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La alegría de ser negro
- Carlos Pazos
- 6 mar 2018
- 1 Min. de lectura

Intento todos los años ir a la previa de las llamadas, allí donde desembarcan todos los conjuntos lubolos, y realizan sus últimos preparativos antes de salir a escena por la calle Isla de Flores. En esa tarea de deambular entre la gente, buscando al personaje que me llame la atención para retratarlo, encuentro a un niño, lo estaban pintando de negro, la tradición dice que es una fiesta de los afro descendientes. Al terminar de pintarlo le trajeron un espejo, la expresión de alegría en sus ojos, fue el fiel reflejo de sentirse uno más, como si hubiera conseguido la aceptación del conjunto para participar de esa gran fiesta.